viernes, 13 de marzo de 2009

Noe - Abandono

Nunca algo me habia dolido tanto, que la tristeza no me cabe en el cuerpo y siento como cada vena esta a punto de estallar de dolor.
Porque mi corazon ya no siente se acostumbro a este profundo miedo.
Ni siquiera tengo la suficiente fuerza para salir de entre estas cuatro paredes, no creo que pueda volver a verle, pero un escalofrio
recorre mi cuerpo al pensar que en cuanto salga todos me aturdiran con preguntas y mas preguntas.
Y que voy a contestar?
Nada! no puedo contestar nada.
Todas estas semanas intentando olvidar ese momento y tener que revivirlo me heriria tanto..
La cabeza me da vueltas cuando recuerdo el ruido de aquel portazo..
Y cada dia me asomo a la ventana con la minima esperanza de despertar de esta pesadilla y verte con esa radiante sonrisa pasar por la calle y entrar en casa..pero todo cambia cuando se que esa esperanza es nula y veo pasar a las parejas de enamorados, derrochando amor a cada segundo.
Todas las interminables noches miro las estrellas y recuerdo cuando me decias:
"que si yo quisiera subirias a por la estrella mas brillante para que iluminara mi vida entera".
Pero esa estrella se fue apagando hasta aquel momento.
Recuerdo como fue el 1 dia de esta pesadilla el telefono no paraba de sonar, todos estaban preocupados por mi, no sabian nada, ni siquiera fui al trabajo.
Solo conteste la primera llamada.
-Si?-dije muy bajito
Al otro lado del telefono reconoci la voz de mi mejor amiga.
-Se puede saber donde te metes Sara?-me dijo preocupada.
-Estoy enferma
-que te pasa?- casi me grito
-Es en general, no me siento muy bien
-Necesitas que vaya o ya esta ahi Miguel?
Pam!justo ahi! donde mas duele. senti una punzada en el lado izquierdo de mi pecho, si ahi en el corazon.
Se me quebro la voz y las lagrimas salieron sin darme cuenta, logre decir algo.
-No el no esta
-no? pero si ya es tarde, donde esta?
Eso quisiera yo saber, pero no queria seguir atormentandome.
-No se, no se donde esta.
-Y va a tardar mucho?- insistio
Todo a mi alrededor era un infierno, seguia con el telefono pegado a la oreja, eche un vistazo a la habitacion, fotos, fotos y mas fotos, bonitos recuerdos que jamas se me olvidaran. Hundi la cabeza en el cojin mas cercano y me penetro en la nariz el olor de SU perfume, aun seguia ahi.
-No el no va a volver nunca.

Mari - Abandono

Quizás este sea el peor momento de mi vida.
Mi corazón está furioso, mis ojos son lagos de sangre y por mi mente solo pasa un ¿Por qué?.
Ahora que pasa el tiempo lentamente entre estas cuatro paredes, llenas de sueños, de historias , de imágenes … que guardo en lo mas profundo de mi corazón, al que me hiciste pedazos sin explicación, quiero pensar que pude hacerte mal.
Al mirar atrás puedo descubrir si tu eras para mí o solo alguien mas al que conocí en un sueños, del que luego desperté sin saber como había sucedido. Para mi lo eras todo y ahora llegas a ser nada, solo un vacío que dejaste en mi.
Mi mundo cada vez se hace más pequeño, ya no confío en nada solo quiero huir de esta pesadilla que va consumiendo mi ser, ahora mi única compañía, mi amiga, mi confidente quiero que sea la soledad. Solo a ella le sigo preguntando por que el tiempo paso y solo pienso en ti.

Ely - Abandono

La soledad, a veces la mejor compañia.

Paula, una chica con todo en la vida, una familia que la adora, amigos que la quieren y un sueño: convertirse en una gran bailarina.
Desde pequeña siempre le habia encantado el mundo de la danza pero desde hacia un par de meses parecia que el baile era mas que
su sueño, era como un refugio.
Cada dia en el instituto pasaba como otro mas, era una buena estudiante aunque ultimamente sus notas habian bajado un poco.
Un dia, ya cuando todos habian marchado del aula, ella seguia en su mesa tomando apuntes de los ejercicios para el proximo dia,
fue entonces cuando un chico del grupo con el que se juntaba se acerco a ella para invitarla a salir el próximo fin de semana.

-Hola paula, este finde vamos a aprobechar para ir al centro, dice marisa que con las fechas de navidad han puesto una pista de
hielo y pensamos patinar ¿Te apuntas?

-Hola, bueno... la verdad es que tengo cosas que hacer, estamos en los examenes finales y tengo mucho que ensayar de la
coreografia para el concurso de la escuela de danza.

El baile, su gran pasion se convirtio en su sueño, en su refugio y en su excusa para todo, ya no salia como antes, incluso en el
instituto pasaba como desapercibida, sin querer tener contacto con nadie.
Las tardes las pasaba en casa, encerrada, leyendo o escribiendo (otra de sus pasiones) le encantaba sentarse en un rinconcito
de la habitacion con la luz solamente de una lamparita y leer. La verdad es que desde hacia dias preferia la presencia de cualquier
libro antes que la compañia de personas, y mas que de personas de chicos. Leia de todo, pero los libros de amor, las novelas que
tanto le gustaban de mas pequeña, cuando creia en ese principe azul que vendria y la llevaria los habia apartado en una caja
en lo mas hondo de su gran armario, era como si ya no existiese el amor para ella.
Su cuarto era como un hogar y un reflejo de su alma, alli se encontraba asi misma. ese cuarto que antes estaba lleno de poster,
de fotos, de cuadros... ahora solo estaba lleno de soledad y de tristeza por cada esquina en que mirara, en un corcho de madera
puesto junto a la ventana, sobre el escritorio colgaba un papelito color blanco donde ella habia escrito uno de sus pensamientos
que ultimamente no dejaban de rondar su cabeza:

Es dificil, lo se
pero algun dia podre decir
ya no siento dolor, todo paso
ya no sufro con tu adios, todo lo olvide
pero a dia de hoy sigo aferrandome a ti
a tus bellos recuerdos cuando aun
tu piel rozaba mi piel
cuando tus ojos me miraban
y sentia todas esas mariposas revoloteando en mi
es dificil, lo se
pero algun dia sere lo bastante fuerte para asimilar
tu ausencia.

Rocío - Abandono

Aquel cojín rojo corinto , lo era todo para mí.
Había dialogado con él, lo había golpeado con mis puños,
arrojado contra la pared, desgarrada, ciega de ira;
lo había apretado contra mi pecho llorando desconsolada,
dejando que mis lágrimas formaran lunares negros al caer y
por fin,lo había perdonado, abrazándolo fuertemente, tiernamente,
como se perdona a un amante infiel.

De repente la certeza de lo inevitable, me hizo reaccionar de inmediato,
apaciguándome por completo, como si una bofetada me devolviera a la realidad:

"Nunca dejaría de quererlo".

Atrás, quedan los recuerdos , impacientes por salir, como niños traviesos.

Por delante, la larga gestación del olvido, un horizonte de soledades al que no se le ve fin.

Arriba, "Desamor", vigilando mis noches, redondo como una negra luna llena,
oscuro como el hueco que desaloja tu amor.

Down? Down your love , down your life

Cintia - Abandono

No niegues con tus palabras lo que pregonas con tus actos

Mireia: Recorro lenta tu piel de deseos, muriendo por llegar a tus labios, llega el ruido de los besos y la fogosidad de la pasión. .. Se ha conectado
Sentada en aquella silla aun recuerdo mis dedos temblorosos escribir cada palabra. Ese recuerdo que cada vez se hacía más y más débil y que ya nunca más cobraría ni vida ni sentido. Aun no sé porque los dejaba ver a la gente, tal vez con la esperanza de que alguien mirara más allá de una simple frase evidente o tal vez con la esperanza de que tú te dieras cuenta de cómo yo me sentía y dejaras mi historia terminar con un final feliz en el que ya no existieras. Sí, esa frase era para ti.
Como todos los días por la tarde en tu habitación. Frente de todos aquellos libros y apuntes mi pelo brillaba a la luz del sol que reflejaba por la ventana y que dejaban ver esa suavidad que escondía mi piel, una suavidad que ya hacía mucho tiempo que no acariciabas ni siquiera le prestabas atención.
El reflejo de aquel cuadro de graduación en el que estábamos tú y yo dejaba ver mi rostro. Mis ojos bordados con la esperanza de que te fijaras en ellos, mis mejillas rosadas pidiendo a gritos un solo beso tuyo y mis labios coloreados de sueño y sed de ti. Todo estaba perfecto, solo faltaba que tú me dieses lo que siempre me habías dado, algo que añoraba, que no solo guardaba lo superficial, sino que por dentro era calidez, deseo, pasión y sobretodo amor.
-¿Mireia? ¿En que estas pensando?
-Am, en nada solo miraba nuestra foto de graduación de la ESO, hace ya 4 años…y….
En ese momento cerró la puerta dejándonos aislados del mundo, de todo lo ajeno, solo estábamos él y yo. No sé porque, pero unas dulces mariposas revolotearon por mi estomago, y sin quererlo una pícara sonrisa invadió mi cara.
Recogí mis apuntes, mis libros y los guarde a toda prisa en mi bolso, no aguantaba más ver como a cada segundo mirabas el reloj, esperando a que las horas pasasen lo más rápido posible ¿el por qué? Prefiera no preguntar lo evidente.
Con la carpeta entre mis manos y el bolso colgado al hombro me dispuse a caminar por la calle solitaria, esa calle oscura que siempre me llevaba de vuelta a casa y que hacía pasar por mi mente miles de pensamientos. Ya no podía más, cada día mi vida se desvanecía viéndote más y más lejos mientras corría a tu alcance gritando tu nombre. Cuanto más corría hacia ti, mas lejos te veía llegado un punto en que desparecías de mi vista y todo mi mundo se convertía en un túnel negro sin salida donde no quedaba nadie. En el brillo de mis ojos se contemplaban mis lágrimas que un nudo en la garganta no dejaban escapar. O tal vez ya no había nada que derramar, pues ya me había ahogado en un mar de ellas.
Sentada de nuevo en aquella silla llena de recuerdos mis dedos temblorosos volvían a escribir palabras y mas palabras que solo tú y yo podíamos ver el sentido que guardaban. Esta vez eran a tu favor, yo siempre fui la mala de la historia, y ahora la que desaparecía seria yo, el final feliz era para ti. Te daba el regalo mas valioso que tenia, aunque pensándolo bien nunca te lo regalé, más bien me lo arrebataste.
Mireia: Me estremezco cuando me miras así, el deseo no me puede confundir, aún recuerdo el día q te conocí, siempre supe q no eras para mí.
Se ha desconectado.

Ana - Abandono

SIGO AQUÍ

Enciendo la luz, apago la luz, enciendo la luz. Nada cambia. Me enfrento a un mundo de sombras. De la mano de la soledad, mi nuevo amante, te busco en los rincones de la casa: cocina, salón, pasillo, dormitorio, más pasillos... Tus cosas están sumidas en un sueño perpetuo: la taza de los desayunos, algunos pares de zapatos, la pulsera que te regalé, tu cepillo de dientes (sí, aún lo guardo). Tengo la impresión de que tu recuerdo me persigue a cada paso, y grito en la oscuridad que te vayas, que no puedo soportarlo...

Todavía cuando despierto por la mañana, y lucho contra los rayos del sol, intentando cubrir mis ojos con la almohada, estiro mi brazo derecho buscando tu cuerpo bajo las sábanas. Pienso que quizás te estés duchando, pero el agua no se escucha correr. A lo mejor estás haciendo el desayuno, pero no huele a café recién hecho ni a tus tostadas de mantequilla.
Desconcertada me siento en la cama, miro a la mesilla, pero allí no hay ninguna foto de los dos y el armario está medio vacío. En mi cabeza un sueño, que preferiría no recordar, se abre paso en mi mente a empujones. Y la verdad me golpea sin compasión.

Abro el frigorífico y me pregunto qué te apetecería cenar. Pongo música y bailo abrazada al aire. Deambulo por la calle, consciente de que la gente apenas repara en mi presencia. Cuento los minutos que tardo en recorrer el trayecto de mi casa a la tuya, pero nunca llego a terminar el recorrido, pues los ojos se me anegan de lágrimas y tengo que dar marcha atrás, recogiendo mi valor.
Cuando tus pasos te guíen hasta mi casa, entra, la puerta estará abierta, yo permanezco sentada a la mesa de la cocina, sacándole brillo a la cubertería que debías haber utilizado en aquella cena.

He olvidado lo que es sentirse querida, aunque no sé si alguna vez me sentí así. Mi corazón no está muerto, sólo menos vivo.
No sé, quizá ya no deba aguardar tu regreso. Mejor, no vuelvas. No te preocupes por mí. Estoy acompañada por tu fantasmal presencia. ¿Ves? Ya ni lloro, simplemente estoy enloqueciendo...Pero tranquilo, tú eres libre. Vive, que yo seguiré extinguiéndome. Sal a la calle, que yo continuaré castigándome.

Espera...creo que me apetece gritar ¡agggg!. Ya.

¿Cómo estás ¿Eres feliz? No me alegra saberlo. Hoy 16 de enero es una fecha señalada, es tu cumpleaños y por eso te envío esta carta de felicitación, aunque haga 6 meses, 2 semanas, 3 días y 15 horas que no nos vemos, bueno, yo sí que te veo...¿te has cortado el pelo, verdad?

Voy a estar fuera una temporada, quiero que sigas acordándote de mí y no olvides que en algún lugar de este mundo egoísta, yo seguiré soñando con tus manos y tachando los días en el calendario que cuentan el transcurso de mi espera.
Aunque ya comprendí que estas cartas acaban en el fuego, desintegrando cada palabra y cada suspiro, aguardaré como siempre tu clavel de reconciliación.

Mis palabras siempre contigo: Hube.

Propuesta 7: Abandono

Se trata de imaginar una situación dentro de una historia más grande, para que mediante ella se haga llegar al lector cómo se siente alguien que acaba de ser abandonado por su pareja. Pero la situación no puede ser la escena del abandono. De este no puede hablarse. Se trata de que a través de los gestos, de las sensaciones, de las reacciones del personaje, el lector pueda llegar a deducir lo que le pasa al protagonista, de comprender cuál es el motivo que lo hace comportarse así.

Noe - Final Feliz

Recuerdo aquellos días como si fueran ayer:
Regrese de la playa como cada domingo, estaba realmente agotada, aun así acompañe a mi hermana a casa de una amiga. Por aquel entonces yo tenia unos 8 años.
Cuando volví a casa tenia una visita inesperada, la tía de mi madre.
La salude y se levanto lentamente, ya que era algo mayor...
-Te he traído un regalito pequeña!
-oh no, otro jersey de lana- pensé.
Cada año me traía uno y la verdad es que cada vez eran mas feitos. Siempre los tenia en el fondo del armario para que nadie los pudiera ver.
-Oh que ilusión! Un nuevo jersey. -dije en tono sarcastico
-no querida, no es un jersey.
-y entonces que es?una bufanda?
-no es..un peluche.
-Oh!donde esta? -dije impaciente
me encantaban los peluches
- Ve a buscarlo en el bolso de la playa.
Corrí hasta la cocina seguida de mis padres, mi hermana y la tía.
el bolso de color rojo estaba medio abierto, asi que lentamente fue abriendo la cremallera.
-NO PUEDE SER!-exclame- ES UN PERRITO!
Casi me desmayo, me encantan los perritos. Era tan chiquitito
- es una perrita -me dijo mi tia.- le tienes que buscar un nombre.
-umm..pues ahora no se..pero seguro es para mi?
-claro! a no ser que tu mama y papa no la quieran..
Los mire a los dos con carita de corderito degollado.
-podemos, mama? nos la podemos quedar?
-si prometes cuidarla, es nuestra!
Salte y abracé a mis padres, despues koji a la perrita y la acurruque en mis brazos, la mire detenidamente y dije:
-Tienes cara de llamarte...LUCI! Si! te llamaras Luci!

Pase uno de los mejores veranos de mi vida, nunca me separaba de ella, incluso jugaba a las muñecas con Luci.
Hasta que un dia fui al medico, dias antes me hicieron unas pruebas sobre la alergia, y ese dia me daban el resultado.
-bueno, Noelia ya tenemos a que eres alergica.
- a que?-pregunte ansiosa.
-eres alergica a los pelos de animales, o sea que no puedes tener mascota.
-QUE?!
Mis ojos se inundaron de largimas, de repente se me vino a la cabeza la imagen de mi perrita.
-no puedes vivir con ella, Noelia
Mi madre me abrazo fuerte, lo pase verdaderamente mal, aquella perrita ya formaba parte de mi vida, y ahora me tenia que separar de ella.
Estuvimos buscando a gente que quisiera un perrito, y aparecio una mujer anciana, ya viuda
que necesitaba alguna compañia.
Decidimos darsela a ella, ya que tambien me prometió que podria ir a verla cuando quisiera.
La despedida fue horrible nunca habia llorado tanto, pero al fin y al cabo estaba haciendo algo bueno, y esa mujer
podria pasar el resto de sus dias con una pequeña compañia.

lunes, 16 de febrero de 2009

Cintia - Final Feliz

Punky, mi Cobaya

Estaba sentada en mi cama observando a mi cobaya juguetear por mi habitación, era el segundo que tenía, pues el primero que en paz descanse murió de cólico y mi madre al día siguiente lo tiró al contenedor de la basura. Nunca se me olvidará.
Punky que así es como se llama mi mascota es muy juguetón, tiene el pelo desordenado con muchos remolinos y siempre lo lleva de punta, de ahí su nombre. Es un cobaya marrón, blanco con una pizca de negro. Y la verdad es que está un poco gordo. Mi hermano que lo ceba de comida y luego llego yo y creyendo que aun no ha comido le doy mas comida y luego mi madre que también le da de comer creyendo que nosotros no le hemos dado, total que el cobaya de hambre no se muere fijo.
-¡Punky! ¡Quítate de ahí, te vas a electrocutar!
Punky dio un rebote y se alejo corriendo sobre esas patillas huesudas y cortitas. Ese día se me paso volando mientras jugaba con él.
Pipipipipi… Sonó el despertador. Me levante de la cama con los ojos pegados, mire el reloj eran las ocho, hacia mucho frio pues era invierno, observe la jaula de Punky que estaba cerrada. Desde el pasillo ya se percibía ese olorcito a pan tostado y a café, aceleré el paso pues tenía mucha hambre.
-¡Mama!, ¡mama! ¿De qué me has preparado el pan hoy? ¡Corre ponme la tele que empiezan las Supernenas!
Mi madre me puso mi tostada de pan con mermelada y mi Cola Cao en la mesa mientras encendía la tele para ponerme los dibujitos como todas las mañanas.
-venga Cintia que llegamos tarde al colegio y yo me tengo que ir a trabajar.
Después de desayunar ver los dibujitos y vestirme con la ropa que me había puesto mi madre el día anterior encima de la silla nos fuimos camino al colegio, mi madre me daba la mano y yo iba con mi mochila de Barbie colgada a la espalda, cualquiera que me viera diría que soy la niña más feliz del mundo que va al colegio.
Llegamos al colegio y allí estaban todas mis amigas con sus madres, y justo enfrente estaba Raquel, el día anterior me pelee con ella porque decía que había sido la primera jugando al pilla pilla pero yo le dije que no, que la primera había sido yo, y no nos hablamos en todo el día. Pero Raquel me sonrió como si nada hubiera pasado y yo le sonreí también, entramos juntas a la clase mientras nuestras madres se despedían de nosotras.
Era un día entre semana normal y corriente, estaba sentada frente a la mesa del salón. Tenía enfrente mis libros de texto del colegio, unos cuantos lápices y un montón de miguillas de goma esparcidas por toda la mesa. Justo al lado estaba mi madre en el sillón viendo la tele, mi hermano estaba en mi cuarto jugando a la play y yo estaba muy aburrida porque no tenía ganas de hacer mis tareas. Al final tarde más que de costumbre de terminarlas pero por fin ya estaban acabadas. Cerré mis libros con orgullo y los guarde en la mochilas, me la colgué a la espalda y me dirigí a mi cuarto. Nada más entrar por la puerta vi la jaula de Punky, pero no estaba comiendo, ni moviéndose, estaba dormido encima de la paja.
-¡Punky! ¡Despierta¡ vamos a jugar.
-¿Punky? Oyeeee, venga no seas vago, levántate.
Pero la Cobaya seguía sin moverse.
-¡¡¡Abimael!! Punky no se mueve, ¡esta muerto! ¡Está muerto!
Mi hermano cogió corriendo a la Cobaya, y la llevo abajo al veterinario. Mientras yo me quede llorando en los brazos de mi madre.
Pasó un buen rato y picaron a la puerta, me levanté de un salto para abrir. Era mi hermano que traía a Punky revoloteando en sus brazos.
-¡Punky! Grité de alegría.
Llorando lo abracé y esa noche nos quedamos mi hermano y yo jugando un buen rato con él.

Sara - Final Feliz

BLAZE OF GLORY

Recuerdo lo que sentí en aquel momento, el sentimiento que reflejaban nuestros rostros, el ambiente del lugar, las sonrisas que me regalaban los integrantes de grupos cuyos nombres son casi imposibles de recordar, el rostro de los demás componentes de Waves Music, el grito que desgarró Dani, el vocalista de Hueco Here, unido con el sentimiento de aquel momento. Si vamos unos 12 años atrás en mi vida me veréis a mí canturreando canciones de Bon Jovi que me ponía mi madre siendo aún inconsciente de lo que conllevaría esa introducción a la música. Vayamos aún más atrás, el día que cumplí 2 años mi tía me regaló una guitarra de plástico que imitaba algunos acordes con botones de colores, mi hermano me enseñó a tocar algo parecido a lo que es Smoke on the wáter, de Deep Purple, doce años después aprendería a tocarla con una guitarra real y trece años tras aquel momento vería a Deep Purple en directo. Si nos deslizamos un poco más en el tiempo y me veis a mí con 9 años, me veréis componiendo mi primera canción, nunca se me olvidará, se titulaba “Ángel del amanecer”, no tenía apenas rima pero sí tenía ritmo, mi madre nunca creyó que la hubiese compuesto yo. El día de reyes del año 2007, mi hermano me regaló mi primera guitarra, cuando me la entregó recordé las imágenes que tenía guardadas en mi recuerdo de cuando iba a los conciertos de Me-K-nical, el grupo de mi hermano y les veía tocar. Poco después pasé por varios grupos, cantando y más tarde guitarra porque de las críticas y la ansiedad sufría ataques de pánico y estuve varios años sin poder cantar. Cuando formé Waves Music recibí muchos palos: idas de componentes, peleas, falta de equipo, críticas negativas…
Por fin estaba el grupo completo y decidimos ir a ver el Toys & Rock, un festival benéfico en la sala Moncloa. Tocó Aldebarán, un grupo bastante bueno, Hush y finalmente Hueco Here, recuerdo que Kapricorn, otro grupo de Trash metal con el que habíamos quedado para ir al festival, me dijo David, el vocalista
¡Kaly! ¿por qué no tocáis en enero con nosotros?
¡Qué va, David! No estamos preparadas…
Rilod, el bajista, me interrumpió y dijo
En marzo haremos un festival de Metal y quiero que la pequeña guturales ( mote que me puso al escucharme cantar) toque con nosotros
¡Ojalá!, voy a hablar con ellas…
Recuerdo que estábamos Natalia, Keka y yo frente a escenario. Les conté lo que ocurría y dijo Natalia
¡¿Qué?! ¡Qué fuerte!
Y Keka
Kaly… ¿Con dos cojones?
¡Pues más bien con dos bajos y a dar caña, tías!
Fuimos las tres a hablar con los Kapricorn y en el momento en que dijeron
Pues en marzo nos vemos ahí arriba, ja, ja…
Dani lanzó un grito desgarrado con gutural que sonó a gloria. Empezamos a saltar, mover la cabeza…Actualmente nos han dicho que tenemos abiertas las puertas a la Vivero. La ola ha empezado a formarse y yo estoy justo en el pico.

Elena - Final Feliz

Rompecabezas

-¡Ya estoy en casa!
El chico de cabellos oscuros siguió montando su puzzle sin inmutarse. Nadie podría sacarle de su mundo de juegos de mesa y videojuegos sobre dragones.
-Te he traído un paquete de palomitas -le dijo su padre mientras se quitaba el abrigo y se sentaba en el sofá-. ¿Quieres que vayamos a jugar al parque?
El chico giró la cabeza perezosamente y le miró. Su padre le sonreía alegremente invitándole a contestar.
-Hace frío, papá -le contestó reanudando su juego. Le quedaban pocas piezas para acabarlo...
-Vamos, hace tiempo que no salimos -insistió, aún sonriendo.
-En serio, no tengo ganas -dijo sin apenas despegar los labios mientras seguía montando su puzzle.
El chico no se dio cuenta, pero le miró muy entristecido, casi desilusionado. No quería obligarle a salir.
-Está bien, otro día será -le dijo mientras se levantaba del sofá.
Se fue a su cuarto para estar solo. Mientras tanto, el niño seguía con su juego. No intuía que dentro de pocos días su padre se iría de allí. Si lo hubiera sabido, quizás habría salido más con él o habría sido más amable.
Y entonces colocó la última pieza.
-Mierda... -murmuró. Faltaba una pieza más, pero no la encontraba por ningún lado. Quizás la había perdido por no tener cuidado...
Se puso de pie y observó la imagen que había formado: era una sencilla a la vez que hermosa ilustración en colores pastel, que mostraba a una niña con su padre cogidos de la mano, corriendo. Pero la cara del padre no estaba, era la pieza que le faltaba.
Y aunque aún era un niño, se dio cuenta de la situación. No podía dejar que su padre se distanciara de él por su culpa.
Corrió hacia el cuarto de su padre.
-¡Papá, vayamos a jugar! -gritó emocionado.
Él estaba haciendo un maqueta en su escritorio, como siempre. Le encantaba aquella habitación.
Al escuchar sus palabras sonrió, como de costumbre.
-Iremos al parque de la otra vez, ¿vale?
-¡Claro!
Se pusieron los abrigos y cogieron los paraguas. Justo cuando el niño fue a abrir la puerta su padre le detuvo.
-Se me olvidaba -le dijo poniendo algo en su mano-. La encontré en el suelo.
El niño miró en su mano y se encontró con la pieza perdida. Era la cara del padre que salía en el puzzle, y se le veía muy feliz.
-Gracias, papá -le dijo dándole un tierno abrazo.

viernes, 13 de febrero de 2009

Cintia - Las 20 palabras

UN DIA DE TERROR…

Ese día hacia frío, no sé cómo ni porqué llegué a aquel lugar, podía ver a lo lejos una casa oscura, tenebrosa, oía como el agua chocaba contra las piedras, debía haber un río bastante cerca. Pero allí me encontraba enfrente de aquel hombre, tenía un aspecto sucio como si en semanas no se hubiera lavado. Caminaba torpemente hacia la verja de la casa arrastrando su pierna derecha mientras se hurgaba la nariz. Podía escuchar como sus llaves chocaban unas con otras, todo aquello me producía una terrible sensación de pánico. Las desengancho del cinturón y abrió una de las puertas que componía la verja. La cruzamos Martín, Laura, Luis y yo. Empezamos a caminar, me agarré fuertemente al brazo de Martín, no lo quería soltar por nada del mundo, cerré los ojos con fuerza y deje que él guiara mis pasos, quería olvidarme de todo, no pensar, dejar la mente en blanco, pero la curiosidad pudo conmigo, giré la cabeza hacia atrás, y allí estaba ese hombre mirando fijamente como caminábamos hacia la puerta principal, observaba como cada vez se hacía más pequeño, hasta que desapareció por completo.
-No debimos de haber venido aquí, este lugar es espantoso, ¡vámonos! ¡vámonos!
-Ya es tarde Laura, no podemos salir, hay que avanzar, tenemos que conseguirlo, ¡hay que ser valientes! Vamos a entrar ¡corre!- Dijo Martín mientras tiraba de mi brazo.
¡¡Toc, Toc!! Aporreo la puerta.
Pero esta estaba abierta y con un fuerte crujido se abrió. La entrada tenía un aspecto sucio, en una de las paredes había un gran espejo, cubierto por una capa de polvo. Me puse frente a él, apenas podía ver mi rostro, apoyé mi mano sobre el espejo y con movimientos circulares logré ver parte de mi cara y de la entrada que reflejaba, pero en ese momento un escalofrío recorrió mi cuerpo, pues vi a través del espejo una silueta negra, como una sombra, que corría velozmente hasta meterse en una habitación cerrando la puerta de golpe,
¡Plaf! Todos dimos un bote del susto.
-¿Habéis oído eso? ¡Decidme que lo habéis visto¡ ¡tengo miedo, vámonos de aquí¡ Dijo Luis con la cara descompuesta por el miedo.
¡Plaf! ¡Plaf!
-¡Aaaaaahh!- Todos gritamos a la vez. Subimos corriendo por las escaleras sin saber qué nos esperaría arriba, lo único que queríamos era alejarnos de aquellos ruidos espantosos. Ya arriba de las escaleras se podía ver un largo pasillo con numerosas puertas a los lados. No queríamos volver a bajar así que seguimos el pasillo hasta el fondo donde había una puerta, Laura con la mano temblorosa, la abrió, entramos todos, parecía la habitación de un niño pequeño rico, ya que había muchos juguetes, todos eran muy antiguos, estaban descoloridos. Me llamó la atención una barca de juguete que había tirada sobre la cama, parecía mordisqueada. A mi izquierda había un caballito de madera, estaba corroído, pero aun parecía rígido como para mecer a un niño pequeño.
-¡Eh! ¡Mirad esto!¡venid! ¡venid!
Nos acercamos a ver qué pasaba, Laura estaba enfrente de la ventana de la habitación, nos asomamos todos, se veía todo el jardín. Había una hoguera, pero estaba apagada y a lo lejos se divisaba un paisaje precioso aunque un tanto tenebroso, pero sin embargo una sensación de paz recorrió mi cuerpo.
En ese mismo momento escuchamos algo, era una mujer cantando una nana, nos quedamos inmóviles por unos segundos, nos giramos para ver la puerta, estaba cerrada, todos nos miramos a los ojos esperando a que alguno la abriese. Me armé de valor y lentamente me acerqué para abrirla. Cogí con fuerza el pomo y de un tirón la abrí, no había nadie, ya no se escuchaba nada. Salimos de la habitación, pero en ese momento oímos unos ruidos de pasos que se acercaban velozmente por el pasillo, y en la oscuridad apareció una anciana, corriendo hacia nosotros con una risa diabólica, el labio inferior lo tenía medio caído, parecía que tuviese lepra. Su traje estaba roto y por una de las rajas del vestido asomaba su pierna huesuda y desnuda. No podíamos parar de gritar, no sabíamos donde ir, no podíamos correr hacia los lados pues había puertas y paredes, ni hacia delante pues cada vez se acercaba más y más, así que entramos en la habitación que había a la derecha del pasillo. Cerramos la puerta y con una silla la encajamos de tal manera que bloqueamos la entrada.
Paff!! Paff!! Se escuchó en la puerta mientras vibraba del golpe. Esta por fin dejó de moverse. Nos giramos para ver dónde nos habíamos metido esta vez, estábamos en el salón, había una gran mesa con un mantel amarillento que aun tenía el ticket de compra pero este estaba descolorido. Sobre ella había platos, acompañados por un tenedor una cuchara y un panecillo.
!!!!Paff¡¡¡¡ la puerta se abrió de un golpe tirando la silla bruscamente al suelo, la anciana reía sin parar mientras corría hacia nosotros.
- ñiiijijijijijij. CONTINUARA….

Elena - Las 20 palabras

Bajé las escaleras de piedra cautelosamente. En aquella casa hacía un calor agobiante. Me parecía estar junto a una hoguera gigante.
Clock, clock, clock. De nuevo, aquellos extraños ruidos que venían del piso de arriba. Sonaban sin cesar. Eran como los cascos de un caballo. No quería escucharlos, pero no podía evitar oírlos.
Entré en la habitación de al lado, y entonces tropecé con algo. Tenía la sensación de haber golpeado algo blando. Miré abajo y, ¿qué fue lo que vi? Dios mío, era un brazo. Un brazo arrancado de cuajo, lleno de sangre. Miré a un lado, atemorizado, y vi el cadáver de una chica desnuda. Sí, parecía que el brazo era suyo, aunque no vi ni su otro brazo ni su pierna.
Sentí el verdadero miedo, y me quedé paralizado. Era como si hubiera olvidado cómo moverme.
Y entonces le escuché. Alguien cantaba, un hombre quizás. Era una canción tan hermosa como terrorífica.
Retrocedí, y me vi reflejado en un espejo muy antiguo. Se me veía muy pálido. De pronto me di cuenta: ese espejo... era el mismo que había comprado Bill el otro día. ¿Era esta su casa? ¿Era él el asesino?
Detrás mía, vi una silueta reflejada en el espejo. Bill se acercaba lentamente, con aquel cuchillo con el que solía juguetear. Actuaba de forma extraña. Aquel escalofriante paisaje le parecía maravilloso. Se rascaba la nariz nerviosamente, y temblaba. Además, tenía mijitas de pan en la comisura de los labios, como un niño pequeño.
Me hizo pensar en Caronte navegando en su barca por el río, acercándose a mí como si fuera la mismísima Muerte.

Ana - Las 20 palabras

La puerta chirrió cuando la abrí. Entré. No había nadie.
Eché un vistazo general a la casa mientras me comía el trozo de pan que me había sobrado de la merienda. Debido al polvo acumulado estornudé y me limpié la nariz con unos pañuelos que acababa de comprar. No escuché los pasos ni la silueta que se iba acercando a mi espalda, siguiendo mi rastro, mi miedo...
Subí las escaleras que conducían al piso de arriba. Ya en lo alto vi un largo corredor con habitaciones a ambos lados y entré en una de ellas. Era un dormitorio pequeño, oscuro ya que las ventanas estaban tapadas con tablones podridos. Quité esos listones para ver el paisaje y un fogonazo de luz inundó la habitación dejando ver una cama, un armario infantil al que le faltaba una puerta y un escritorio en el que había muchos folios amontonados. Me acerqué a ellos y les eché un vistazo. Eran canciones. Canciones horribles que hablaban de niños muertos que paseaban por las calles con las cuencas de los ojos vacías, o de fantasmas que deambulaban por la ciudad intentando resolver asuntos pendientes. Miré al suelo y vi un caballo tallado en madera, precioso, con una larga cola que parecía que se movía. Lo metí en el bolsillo de mis vaqueros.
Bajé a la planta baja. Miré con más detenimiento los objetos que me rodeaban: fotos antiguas sobre cómodas esculpidas a mano, un espejo de madera con el cristal rajado por los años de abandono, puertas con adornos de demonios y escenas tenebrosas. Toda la casa era de un estilo gótico, con un aire misterioso, se notaba que esa casa ocultaba algo...
Desde la ventana de lo que debía de haber sido hace muchos años el comedor ví un río con unas cuantas barcas en el muelle.
Me dirigí a la puerta para investigar sobre los alrededores, pero un brazo robusto me agarró y de un tirón me dio la vuelta, las piernas me fallaron y caí al suelo. Sentí dolorosamente como ese ser me cogía del pelo y me arrastraba a través del pasillo, diciendo: “ese caballito es mío, ese caballito es mío”. No podía gritar, nunca olvidaré esa sensación, todo parecía irreal, como en esos sueños en los que quieres correr pero no puedes.
Me llevó al sótano, y allí me dejó caer escalón por escalón, mi columna chocando contra los peldaños hasta que mi cabeza dio con la barandilla y paz... perdí el conocimiento.
Cuando me levanté, ¿a los 10 minutos? ¿ a las 3 horas? No sé, sentía un fuerte dolor en mi cabeza. Me desnudé para poder limpiar mis heridas, la sangre se había secado y la ropa se había pegado a mi piel. Me volví a vestir. Luego oí pasos al fondo del pasillo, y rápidamente me acurruqué en un rincón del zulo en el que me encontraba.
La puerta se abrió y ahora pude ver con más claridad al monstruo que escondía esta casa: una silueta negra se alzaba en lo alto de la escalera, vestía una túnica negra que iba arrastrando por el suelo y su rostro estaba cubierto con una máscara blanca. Bajó las escaleras con la agilidad de un felino y con la misma fiereza me agarró del brazo, levantándome bruscamente. Me condujo hacia las escaleras en las que tropecé un sinfín de veces por mi debilidad.
Arriba olí un fuerte olor a quemado, dirigí mi mirada al enmascarado y pude intuir que detrás de su máscara tenía una sonrisa sicótica.
Fuera una gran hoguera se elevaba majestuosa llenando el cielo de un humo que olía a muerte. Alrededor de ella había piedras sujetando un poste. Mi agonizante fin se cernía ante mis ojos. Iba a morir quemada.

Propuesta 5: Las 20 palabras

Se propone una lista de 20 palabras. Hay que unirlas a través de un hilo argumental, intercalándolas en una historia. Se pueden usar los verbos como se parezca (en infinitivo, presente, pasado, futuro) o utilizar el sustantivo que les corresponda ( “canto” por “cantar”) e incluso a la inversa, el verbo por el sustantivo ( “apedrear” por “piedra”), se pueden usar en plural o en singular. Tampoco es necesario que se respete el orden de la lista.
La lista es la siguiente:

Espejo- brazo- olvidar- cantar- escuchar- oir- paisaje- miedo- hoguera-piedra- silueta- desnudar- río- bajar- barca- pan- caballo- comprar- nariz-paz.

Lupi - Mariquitas


-¡Joder!-Gruño mi padre mientras disminuía la velocidad, yo me encontraba en el asiento de atrás, abriéndome a arcadas, para variar.
Llevábamos horas viajando y ya no lo soportaba, vomite encima de la chaqueta azul cielo estampada con unas preciosas margaritas que la decoraban de mi hermana, rompió a llorar, mi madre desde el asiento de delante me preguntaba nerviosa como estaba, mi hermano asqueado abría la puerta del coche para dejarme salir y mi padre maldecía su suerte al volante.
Debía de ser verano pues hacía buen tiempo lo cual en Suiza no es lo frecuente, una agradable brisa viento azotaba los campos de girasoles, en los que yo siempre insistía en parar para coger algunos, aunque la respuesta era siempre la misma.
No me gustaba nada ir a la compra del mes, eso suponía tener que viajar muchas horas junto a mis hermanos, tener que soportar el rancio y acido olor a vómito al que apestaba el coche y tener que jugar a estúpidos juegos como el " veo veo ".
Una vez llegábamos al supermercado era aun peor. Toda la planta estaba abarrotada de gente y yo ya no podía sentarme dentro del carrito porque Luna , mi hermana pequeña me había arrebatado el sitio, así que no tenía más remedio que conformarme con ir agarrada del lateral de carrito para no perderme, mientras mantenía una discusión con mi hermana mayor para debatir quien iría junto a la ventana a la vuelta.
Una vez terminada la compra y descargada en el maletero del coche nos disponíamos volver a casa, el trayecto de vuelta se hacía aun más largo por el cansancio y la desgana que tenían todos, porque respecto a mi estado de ánimo en esos momentos era de lo más favorable, me encantaba deslizar la mano entre las juntas del asiento hasta llegar al maletero y agarrar alguna que otra manzana, abrir la ventana para sentir el fresco viento en mi cara y cantar la canción que tanto me gustaba.
Cuando terminé de comer mi manzana le pedí a mi hermano que la lanzara bien lejos, el asintió con la cabeza mientras la lanzaba hacía los campos de girasoles, le sonreí agradecida mientras esperaba a ver lo que sucedía siempre tras eso, entonces el también sonrió y miles de mariquitas echaron a volar.

sábado, 7 de febrero de 2009

Rocío - Mariquitas

¡Umm! ¡Qué placer!, dijo Eva.
¡Estaba enamorada! y allí, tumbada al sol, en el machorillo, donde se deja crecer la hierba a su antojo, mezclando su finísimo olfato,el perfume de cientos de flores, todo era perfecto.
“Azul y verde, muerde”, recitaba mientra contemplaba la copa de los árboles perfilándose sobre el cielo azul celeste.
Se sentía radiante, como el día. Sentía una alegría inexplicable que recorría todo su cuerpo y explotaba en su cabeza.
A veces, cuando pensaba en él, una punzada intensa descargaba su electricidad en la boca del estómago. Era una sensación parecida a la que tenía de niña, cuando viajaba en el coche azul de papá y cambiaban de pronto de rasante.
Era algo físico ese enamoramiento, inusitado. ¡Nunca había sentido nada igual!.
Aquel día, antes de ir al campo de sus padres, había pasado a recoger el paquete que su novio le mandaba desde el norte. Se diría que volaba, que sus pies apenas rozaban el suelo, mientras recorría las calles esquivando caras a las que sonreía como una idiota, de camino a correos. El corazón le había latido de manera violenta, taquicárdica, cuando desenvolvió el papel de estraza en el que cuidadosamente su “amor” había envuelto los cubiertos tallados en madera de boj, para su cumpleaños: cuchara, tenedor y cuchillo.
¡Era feliz! “Azul y verde, muerde...” ¡Qué tontería! aunque algunos lo pensaran de su relación con Pablo.
¡Eva..., la tarta!, oyó decir de lejos a su madre.
Sonrió, y al incorporarse en ese instante, miles de mariquitas echaron a volar.

Elena - Mariquitas

- Te he dicho que me quiero ir de aquí.

Desde luego, la situación no podía ser peor. No sabía por qué tenía que pasar una temporada en aquella horrible casa. Y peor aún, ¿por qué tenía que ser con Yuki? No, estaba claro que ese tipo nunca llegaría a caerme bien.

Según mis padres, "me vendría bien pasar una temporada en el campo". Eso no quería decir que tuviera que irme a una casa en medio de la montaña rodeado de bichos y cosas por el estilo. Y para colmo con mi "querido amigo".

- Deja de quejarte, pesado.

- ¡Pero es que es verdad! - grité, harto.

- ¿El qué es verdad, que eres un pesado? - me preguntó en tono burlón .

¿Veis por qué digo que es insoportable? No hay quien lo aguante.

- Déjame en paz y dime de una vez para qué me has llamado - le pregunté con brusquedad.

Lo admito. La verdad es que no podía evitar ser así de gruñón con él; tenía que demostrarle en cada momento lo mal que me caía. Pero esto, en vez de disgustarle, parecía divertirle.

- Verás, necesitamos más leña para esta noche, así que deberíamos salir ya, antes de que anochezca.

Casi todos los días salíamos al bosque para recoger leña o comida, pero hoy se nos había hecho tarde. Yuki me decía que salir fuera por la noche era peligroso, porque había lobos asesinos y osos hambrientos. Yo no me creía ninguna de sus chorradas, pero tampoco me hacía gracia tener que salir por la noche.

Cogimos las mochilas y comenzamos a caminar. Nos dirigíamos a una zona del bosque donde había decenas de robles, para recoger sus ramas secas.

El suelo estaba lleno de barro y me estaba manchando los zapatos. Yuki caminaba muy rápido y no parecía cansarse nunca.

Llegamos hasta un pequeño río y lo cruzamos saltando sobre las grandes piedras, pero entonces pisé una mojada y me resbalé. Cómicamente, caí hacia atrás y me pegué un buen golpe en el culo. En otra ocasión me hubiera reído.

- ¡Ja ja ja, pero qué patoso eres! – rió Yuki .

- ¡No te rías de mí, me he hecho daño!

Yuki me ayudó a levantarme y seguimos caminando; yo calado hasta los huesos, y él partiéndose el culo de la risa.

Miré hacia el cielo: ya había anochecido.

Por fin llegamos hasta el claro donde estaba la leña, pero curiosamente no había nada.

- Pero, ¿por qué no hay leña? – pregunté.

- Buf, esto es perfecto.

De pronto, una mariquita pasó frente a mis ojos y se posó en el hombro de Yuki. Después siguió su rumbo.

- ¿Sabías que en realidad las mariquitas son extraterrestres? – me preguntó al cabo de un rato, muy serio - .

- Yuki, no tengo seis años.

- ¡En serio! En realidad vienen de la Luna. Y cuando termina el verano, vuelven allí.

No estaba seguro de qué tipo de cosas pasaban por la mente de ese tío. Y prefería no saberlo. Todo lo que decía, aunque sonaba ridículo (o quizás por este motivo) me hacía un poco de gracia.

De pronto Yuki empezó a correr hacia el final del bosque.

- ¿Pero qué haces? ¿A dónde vas? – le pregunté gritando .

Le seguí corriendo durante un rato, y acabé perdiéndole de vista.

- ¡Yuki! – grité -.

- ¡Ven aquí!

Fui hacia donde sonaba su voz, y entonces salí del bosque.

Estábamos en una llanura, y a lo lejos se veían las montañas. Yuki estaba mirando el cielo. Cientos de estrellas, colocadas sobre el manto negro, iluminaban el prado. La Luna llena, orgullosa, nos mostraba todo su esplendor, como riéndose de nosotros.

Otra mariquita pasó junto a mi oreja, posándose en la hierba. Había muchas. Eran como luciérnagas de color escarlata.

- Es hermoso, ¿verdad? – me preguntó -.

- Sí, sí que lo es.

Y entonces me di cuenta de que Yuki amaba aquel lugar. Para mí, el tener que estar rodeado de insectos y vivir apartado de la ciudad no era muy agradable, pero él disfrutaba allí. Realmente era feliz. Y el poder comprender sus sentimientos me hizo dejar de odiar aquel sitio.

Se dio la vuelta y me miró, como si supiera lo que estaba pensando. Entonces sonrió, y en ese instante, miles de mariquitas echaron a volar. Volaron hacia el cielo muy, muy alto, hasta confundirse con las mismísimas estrellas. Tal como me había dicho, parecía que quisieran llegar hasta la Luna.

Nos tumbamos en la hierba y observamos el cielo, ahora lleno de lunares escarlata.

Y pensé en el universo, en lo enorme que era y lo pequeños que éramos nosotros. Lo pequeño que era nuestro mundo. Pero al fin y al cabo, ¿qué más daba, si en la vida se podían disfrutar de momentos como ese?

Ana - Mariquitas

Ángel observaba divertido a la pequeña niña, que jugaba entre las olas que rompían en la orilla de la playa. Ella le saludaba, de vez en cuando, atenta a la mirada de su padre, para no perderlo de vista. Bajo su sombrilla de rayas azules, se refugiaba de un terrible y abrasador sol de agosto. A lo lejos el rumor de la ciudad, los coches, la gente con prisa...
Se tendió sobre la arena húmeda para sentir el suave olor a tierra mojada, mientras el abrazo de las olas le acariciaba la planta de los pies.
Alzó la vista, el sol escondiéndose del mundo tras las nubes, el cielo tiznándose de un rojo sangre, la brisa del atradecer acariciándole el rostro y revolviéndole el pelo.

-¡Papá, papá!- le llamaba
-¿Dime?
- Mira lo que he encontrado ¡son rojas!
- ¡Mariquitas! Me recuerdan a cuando yo era pequeño e iba con mis padres a la playa. Cuando volvíamos a casa y limpiábamos las cosas quitándoles la arena, siempre, no fallaba ni una vez, había mariquitas rojas, como esta, enganchadas en la tela de la sombrilla. ¿Cuánto hace de aquello...?

Este recuerdo, corto y fugaz en su mente y aunque no pudiera recordar muy bien los detalles, le arrancó una sonrisa, la primera en mucho tiempo. Al menos seguía teniendo algo propio y que nadie le podía quitar: sus recuerdos, la imagen de las mariquitas en la tela de la sombrilla.
Suspiró. Las 8 y 40, sólo quedaban 20 minutos...un juez gordo, de cabello despeinado y gesto grave, le dio la custodia de su hija pequeña a su exmujer, una tarde de invierno lluviosa, en una sala con jurado y abogados, que le arrebataron de sus manos lo único que le quedaba en esta vida y por lo que había luchado tanto. No puede ser que una persona que no me conoce de nada, pensaba, me quite a mi tesoro, a mi niña, la razón de mi vida. No es justo, no tienen derecho...

-¡No tienen derecho!- exclamó en voz alta, lo suficientemente alto para que Amaia diera un salto del susto.
-¿Qué es papá?
- Nada. Ven Amaia, coge tu mochila, que nos vamos.

La niña se fue acercando jugando con los pequeños bichitos rojos y negors que volaban a su alrededor.
Los dos, padre e hija, echaron a andar por la playa, de nuevo para mezclarse con el mundo, para respirar el humo de los coches, para escuchar a la gente quejarse de cosas banales...

Dejó a la niña en la entrada de la casa de su madre, la besó en la frente y la siguió con la mirada hasta que la pequeña subió las escaleras que conducían a la puerta. Sólo echó a andar cuando vio por una pequeña ventana, una silueta de mujer que él conocía muy bien, acercarse para abrir la puerta.

Volvió cansado a su cutre apartamento, pasó por delante de su casero, que en vez de saludo le obsequió con un gruñido. Introdujo la llave en la cerradura de su puerta y escuchó como el mecanismo encajaba con los dientes de la llave.
La puerta cedió y le dio la bienvenida un olor a melancolía y soledad. Fue a la entrada y allí soltó la sombrilla. Se dirigió al dormitorio, se desvistió y sacudió cuidadosamente cada uno de los bolsillos de la ropa, de los cuales salían puñados de arena que sigilosamente se había colado.
Regresó a la entrada y allí se quedó mirando la sombrilla, se acercó a ella, la abrió cuidadosamente y... allí estaban un montón de puntitos rojos en la tela de su sombrilla azul. Sonrió y miles de mariquitas echaron a volar.

Kaly - Biografía

YO.

Camino atrapando sonidos como un bandido
cuantos más palos me déis, más sigo
relatos cortos, argumentos con euforia
os contaré, mirad, esta es mi historia.
Reyes, presidentes ¿creéis tener razón?
mirando este mundo se me rompe el corazón...
Soy escritora de esa rima inmortal
aquella que crece entre lágrimas de cristal
como agujas de un reloj, no paran de girar
¿Estos versos os parten? soy criminal...
Luchando por llegar a la mayor de mis pasiones.
Son la vida, la calle, el dolor...las instrucciones.
¿Soy peor que tú? no dejo que te emociones
yo saco el flow de la calle y te lo dejo en porciones,
mis canciones te harán desvanecer
la ilusión por tus sueños se perderá al crecer.
Os sacudo sin escrúpulos, os empujo a mi zulo
esto no tiene truco, a cada rima os escupo.

Propuesta 4: Mariquitas

La propuesta consiste en inventar un contexto, una historia para que una frase aparentemente absurda, resulte lógica y creíble.
Un ejemplo podría ser el siguiente relato, basado en la frase “Miré el cajón del pan y ¿qué encontré? ¡de nuevo la vecina!”



“ Mientras recorría los escasos metros que separaban mi puerta de la suya, pensé que pedirle a Margarita que se ocupara aquel fin de semana de Tarzán, mi chucho flaco, no iba a salirme gratis. En el solitario universo de mi vecina, que un soltero le confiara las llaves de su casa podía significar una declaración velada, un quizá usted y yo, Margarita...Pero no había tiempo para escrúpulos, así que respondí a su sonrisa radiante con mi sonrisa forzada y me fui al aeropuerto.
Cuando la noche del Domingo abrí la puerta de casa, volví a salir para comprobar que no me había equivocado de piso a pesar de que ya Tarzán babeaba sobre la pernera de mi pantalón. ¿Qué demonios era aquello? Mi salón se había convertido en una especie de delirio estético de María Antonieta, de pesadilla cursi y floreada: en las paredes, papel pintado con ramos de violetas. Doce cojincitos sobre el sofá bordados con ¿begonias? ¿gladiolos?¿siemprevivas? ¡qué se yo!¡nunca me habían preocupado mucho los nombres de las flores!. Jarrón con claveles sobre el televisor, cortinas estampadas con florecillas silvestres ¡hasta Tarzán llevaba un abriguito acolchado de rosas rosa sobre fondo azul! Todo por obra y gracia de Margarita.
Necesitaba un trago. Fui a la cocina a por un vaso. No sé porqué miré el cajón del pan y ¿qué encontré? ¡de nuevo la vecina! Post-it rosa fucsia: Espero que te gusten. Abrí el cajón. Decenas de panecillos en forma de margarita- corazón oscuro de centeno y pétalos de un pan blanco angelical- se derramaron sobre la encimera, sobre el suelo de la cocina, sobre mis zapatos. No llegué a coger el vaso. Llevé la maleta a mi habitación, acabé de meter en ella toda mi ropa, cogí el ordenador portátil y a Tarzán, cerré la puerta con todo el cuidado de que fui capaz y me deslicé silencioso escaleras abajo. Aquella noche dormí en un hotel de las afueras, un Ibis, en concreto. Admiten perros. No volví a ver a Margarita. ”


Pues bien, la frase es la siguiente: “Sonrió y en ese instante, miles de mariquitas echaron a volar”

Cintia - Biografía

Ay de mí! Que cruel es la vida para unos
Y para otros tan bella, tan bonita
Algunas personas acomplejadas de si mismas
De existir de tener que levantarse cada día
Y tener que volverse a mirar al espejo
Y ¡que horror! Ver siempre la misma cara
El mismo cuerpo sin poder hacer nada.
O esas personas que están sufriendo
Que no saben por que se siguen acostando por la noche
Para volverse a despertar, si ya nada tiene sentido,
Lo que querían ya se ha desvanecido o nunca han tenido nada con que sentirse bien.
Que triste…
Artos de llorar sumergidos en la desesperación
Pues nadie les hace caso, pues
son feos, raros, son bichos, asociales, sin sentimientos
O al menos eso creen.

Pero…yo tengo sentimientos, se como se sienten, siempre estoy ahí
Para ayudarles, para hablarles, para que no se sientan solos,
Para hacerles reír
Yo no he elegido ser así, tan afortunado y otros tan desgraciados.
Todas las noches antes de destapar mi cama
Con esas mantas de olor peculiar a lavanda
Pienso en todas esas personas desgraciadas de vivir
Y a veces ni puedo dormir, pues siento tremendas ganas de llorar
Se me empapan los ojos y yo me doy la vuelta y trato de contenerme
Para que mi novia no se entere pues preferiría no
Preocuparla. Ya es bastante con que me preocupe yo.

Pero que mentiroso que eres ¿no te da vergüenza?
¿Vas a vivir así siempre?
Sabes que eres un desgraciado, no sabes hacer reír
Y menos ayudar a los demás, y ya no es por saber,
Es que eres tan incompetente que te da vergüenza mirarte al espejo
Saber que todos los días caminando por la calle con tus colegas
Te ríes de los demás, pues que bien te sientes en ese momento y que bien
que quedáis eh! Y sobretodo tu!
Pero que absurdos y patéticos
Pues solo sois vosotros los que pensáis que chulos que somos, y tu el primero
Que por quedar bien les sigues el juego
Y cuando encontráis a alguien de apariencia más débil
Aúllan los lobos, pues parecéis manadas de leones hambrientos
Por devorar a la primera presa enclenque y pequeña.
Y tú el cabecilla eres el primero, el que guía a la manada
El que sabe lo que hace, y cuando te acercas a tu presa
Desde lejos puedes oler el miedo, y aun así
Sigues acercándote más
Y ya casi llegando con tu andar vacilante te paras frente a el
Con tu mano tocas bruscamente su cabeza que llega por tus hombros, pues no tienes ni que levantar el brazo, so vago, so mierda no tienes ni que levantar tu cabeza,
La mantienes agachada mientras miras fijamente tu presa, con una media sonrisita
Le pides lo que lleva en la mano, anda! Si son pipas! Vaya justo lo que quería!
Pero que mentiroso, no tienes ni hambre, lo último que te comprarías
En el quiosco serian pipas, ni siquiera te gustan, solo por molestar
Solo por chulear ante tus amiguitos, solo por hacerlo simplemente
y sentirte mejor. le pegas un codazo, pues no hacia falta
Porque ya antes de decirle nada tu presa tenia la cabeza gacha
Con el brazo medio extendido y tembloroso, agarrando firmemente el paquete de pipas que te ofrece.
Cuando lo coges te sientes mal, se te quita esa sonrisa de tu asquerosa cara,
Tienes vergüenza, pero tranquilo es normal simplemente eres repugnante
Te das la vuelta y ves a personas iguales que tu, son tus amigos que no paran de mirar mientras se rien de ese niño que esta a tu lado con los ojos empapados, seguramente con un nudo en la garganta y que ya no quisieras que fuera tu presa nunca mas.
en ese momento quieres correr porque eres un cobarde,
pero ahora no corras…no puedes quedar mal…¿verdad?
te acercas a ellos con ese paquete de pipas en la mano que quisieras no haber cogido nunca, lo único que quieres es irte.
Coges tu moto y te diriges hacia la carretera, te paras enfrente de un edificio mugriento
¿Qué ves? Es tu casa tu sucia casa
decides entrar al portal, llegas asta el cuarto piso y te paras frente
a la puerta numero A, te quedas allí parado, ya desde fuera se escuchan los gritos
empiezas a temblar, sabes lo que te espera dentro.
Con lágrimas en los ojos sales corriendo por las escaleras,
sabes que mañana cuando vuelvas será peor, pero no quieres pensar en ello
simplemente quieres desaparecer de allí, ay! que pena me das
Que valiente eras hace un momento y que débil eres ahora…¿verdad? ¿Tienes miedo?
Sales corriendo calle abajo hasta llegar a otro portal no muy lejos del tuyo
Entras y subes al segundo piso, ya en la puerta te espera ella, es tu novia, la que no te mereces, la que ni tu sabes porque esta contigo, pero es
Con la única persona que te sientes bien, pero sin embargo
Te muestras frío y distante con ella, no sabes expresarte, no tienes corazón, no sabes ser cariñoso, no sabes nada. La saludas mientras mantienes la cabeza gacha y entras a su casa, se respira otro ambiente, cuando entras su madre solo se limita a mirarte,
Y seguidamente vuelve a lo que estaba haciendo.
Tu novia te conduce hasta su habitación, tu le dices que solo quieres dormir, pues estas cansado
¿O es que no quieres ni hablar?
Destapas la cama con ese olor peculiar a lavanda, los dos dormís
Pero tu eres el único que no concilias el sueño, y te giras de espaldas a ella
Y te pones a llorar mientras observas ese paquete de pipas que has dejado
Sobre la cómoda, ¿no quieres preocuparla? ¿Ya es bastante con que tu te preocupes? Mentiroso!
Te giras por que te da vergüenza que te vea llorar, porque eres un desgraciado
Te tapas con la manta hasta taparte la cabeza, no quieres ver nada
Solo quieres ver oscuridad. Sientes ganas de desaparecer para siempre.
Sigues mirando el reloj, son las 2, vuelves a mirarlo son las 3, no puedes dormir, no puedes parar de pensar, estas solo, te lo mereces.
en ese momento sientes un leve movimiento, es ella que se gira para abrazarte para apoyar su cabeza en tu pecho, en ese momento una sensación extraña recorre tu cuerpo, algo que nunca te había pasado, sonríes y acaricias su cabello con tus manos, cierras los ojos y por fin duermes, ahora te sientes mejor. Por esta noche no te insultaré más.

Elena - Biografía

Chris Newell nació el 13 de octubre de 1992 en una pequeña y olvidada ciudad al norte de Manchester, Inglaterra. Siempre recordó esa ciudad por las eternas tormentas de nieve que reinaban en invierno.
Sus padres le abandonaron cuando tenía 2 años, por lo que pasó su infancia en un orfanato cristiano de mala muerte. Sus continuas disputas con los demás niños y tutores junto con su ideología no cristiana le llevaron a fugarse cuando cumplió los 11 años.
Sobrevivió robando y haciendo recados para una banda criminal en los barrios bajos de la ciudad vecina. En junio del 2007, con 14 años, decidió dejar todo aquello y buscar un trabajo más decente, aunque no le fue fácil dejar la mafia. Recibió numerosas amenazas y palizas, pero al final consiguió dejar la ciudad.
Decidió caminar y caminar lo más lejos posible, para poder olvidar aquella infancia tan dura. Recorrió kilómetros y kilómetros, y acabó llegando hasta Norwich. Allí intentó encontrar trabajo, pero no lo consiguió, por lo que acabó pidiendo dinero en las calles.
Un día conoció a un empresario multimillonario llamado "Edward". No dijo nada más de él, pero fue muy amable y le invitó a quedarse en su casa hasta que consiguiera trabajo. Pasaron los días, y se hicieron amigos. Más tarde, Chris descubrió que el hijo de Eddie (así le llamaba) había muerto hacía un año. Decía que había cosas que el dinero no podía comprar.
Chris empezó a tocar el piano, y descubrió que tenía talento para ello. Se pasaba las tardes componiendo canciones mientras Eddie le escuchaba. Pronto, Eddie se convirtió como en un padre para Chris.
Pero desgraciadamente, un día le confesó a Chris que padecía cáncer desde hacía 2 años, y la noche del 24 de diciembre murió. Fue un duro golpe para él.
Meses después, compuso Luna Roja en su honor, y vendió la casa por varios millones. Cogió un avión para irse a Japón e intentar olvidarse de Inglaterra. Llegó hasta Nikko, un pequeño pueblo al norte de Tokyo donde se acumula una gran cantidad de templos entre los frondosos bosques de sus montañas, y construyó allí su lugar de residencia actual, una templo sintoísta.
Allí siguió componiendo y también empezó a escribir. Pronto, a los 18 años, comenzó a publicar novelas desde el anonimato en una editorial famosa, y aprendió japonés.
En diciembre del 2010, mientras paseaba por los bosques, se encontró con un chico de su edad tirado en la nieve. Le llevó hasta su casa, y cuando éste despertó, se presentó como Allen y le contó que había perdido el conocimiento a causa del cansancio. Por lo visto, viajaba solo.
Al final se hicieron buenos amigos y decidieron vivir juntos.
Actualmente, Chris (bajo el sobrenombre Kôri) sigue escribiendo novelas y componiendo piezas para piano. Además se encarga de financiar las expediciones arqueológicas de Allen (aunque este no es su trabajo, sino un capricho suyo). Se dice que juntos están desarrollando algún tipo de cura para una enfermedad que padecen los habitantes de los alrededores.

Lupi - Biografía


Tengo muchos pasatiempos tantos que siquiera tengo tiempo para estudiar...
¿No cuela no?

Bueno tengo muchos pasatiempos que adoro:
Mirar el cielo nublado, intentar encontrar el polvo que se me posa encima de las pestañas, montar pirámides de colores por gamas de tonalidad, ver anime y leer manga, tirarme rodando cuesta abajo gritando:

- ¡ Los Frikis dominaremos el mundo !

También me gusta envolverme entre las cortinas, pegar pellizcos “japos” (así los llamo yo) a mis amigos, ver cómo las hormigas llevan al hormiguero sus preciadas cáscaras de pipas, meter la mano dentro de un saco de lentejas notando así, su textura, viendo cómo el cacao se mezcla con la leche o simplemente estar al lado de las personas que quiero y aprecio... ¡ Eso es todo!
Nota: en el manuscrito original aparece aquí un autorretrato de la autora en posición de pegar un pellizco “japo”. Lástima que eso no pueda transcribirse.

Ana - Biografía

Juan Martín nació en la Palmilla, Málaga,
en el seno de una familia pobre.
Creció con el amor de su madre,
el cariño de sus hermanas,
y entre la droga que se vendía en su portal.
A los cinco años entró en el colegio,
a los doce en el instituto,
y a los quince en el reformatorio.
Su infancia arrebatada a los once años,
cuando robó un bolso.

Con veintidos años deambula por la vida,
sin una meta, un objetivo, un destino.
¿Cuál era el camino correcto?
se pregunta a sí mismo,
al jóven muchacho abatido y cansado
que no puede hacer más que lamentarse.

Él le aconsejaba a su hijo
que no cometiese los mismos errores,
que aprovechase cada oportunidad,
cada favor que le diera la vida.
Porque él... Juan Martín, todo lo que había conseguido
con su falta de interés por la vida,
con su manera de actuar,con todas las noches en la calle
cuando apenas era un crío,
con las ausencias en la escuela,
era una chabola en un descampado
y un día a día recogiendo chatarra.
Ahora, ya viejo y cansado,
espera a que la dulce muerte
venga y lo lleve de la mano,
para salvarlo de este mundo y esta vida cruel.

Propuesta 3: Biografía

Consiste en escribir una biogrfía, ya sea de un personaje histórico, inventado, de un famoso o incluso de nosotros mismos.

Rocío - Noticia del periódico

Barack Obama es elegido presidente de los EEUU


El 28 de agosto de 1963, Martin Luther King, en su discurso ofrecido en el Lincoln Memorial de Washington D.C., decía:
“I have a dream today”
“Tengo un sueño hoy, el sueño de que algún día mis hijos puedan vivir en una nación donde no sean juzgados por el color de su piel sino por el contenido de su carácter”
Ese sueño se acaba de hacer realidad en la persona de Barack Obama, el primer negro elegido presidente de los Estados Unidos.
También yo hoy tengo un sueño, que Obama consiga devolver la esperanza que no tienen los ojos de esos miles de niños reclutados como soldados en el Congo y lleve la libertad y la humanidad a ese rincón de África castigado por las luchas fratricidas y la guerra por el control del coltán.

Cintia - Noticia del periódico

Un hombre mata a su madre y recorre el pueblo
con su cabeza en la mano.



Tomás era una de las muchas personas en el mundo que padecía una grave enfermedad mental, Esquizofrenia. Era una persona agradable, su estado de ánimo y humor cambiaba constantemente pero en el fondo era un buen hombre.

Él vivía con su madre, a pesar de tener ya 32 años. Tomás tenía miedo a las relaciones estrechas con personas que no eran de su entorno.

Catalina, la madre de Tomás, vivía sólo para él, lo cuidaba y lo protegía, tal vez lo protegía demasiado.

Tomás era un hombre acomplejado de si mismo, le daba vergüenza que la gente supiera cómo era de verdad, qué hacía y cómo vivía. Su mente creaba constantes fantasías haciéndolas su propio mundo, no vivía ninguna realidad, vivía siempre con pequeñas obsesiones.

Estando un día en el salón viendo una película de terror en la televisión empezó a sumergirse en su mente creando una fantasía, creía que hablaba con las personas que salían en la película, adentrándose en ella.

Tomás estaba temblando y sudando, agarraba fuertemente la funda del sofá, sólo quedaban él y su compañero vivos, debía acabar aquello, no podía permitir que la señora Fireman matara a su compañero, pues él era el protagonista.

Tomás empezó a mirar a su alrededor, cuando de repente se quedó inmovil, pues vió a la señora Fireman en la puerta de la cocina de aquel enorme castillo, con un enorme cuchillo en la mano, mirándolo fijamente con los ojos tan abiertos que hasta se le podía ver el iris completamente.
Tomás dio unos cuantos pasos hacia atrás mientras la señora Fireman avanzaba velozmente hacia él con una sonrisa diabólica.
En ese momento su compañero dijo - ¡Corre, mátala! ¿a qué esperas? ¡corre Tomás! ¡Mátala!

Tomás debía actuar, la suerte estaba de su parte pues la señora Fireman tropezó, era su oportunidad, de un tirón le quitó el cuchillo, agarró a la señora Fireman y poco a poco y con todas sus fuerzas, la degolló. Tomás había vencido, otra vez los buenos ganaban. Poco a poco su fantasía se iba convirtiendo en realidad. Dejó de estar en ese enorme castillo tenebroso, su compañero había desaparecido, Tomás se encontraba en el salón de su casa. Empezó a sudar, estaba asustado por la pesadilla que acababa de vivir pero en parte se sentía triste porque nadie sabría que él fue el héroe que derrotó a la asesina de la señora Fireman.

Tomás comenzó a andar pero tropezó con algo en el suelo, algo salió rodando hacia una esquina del salón. Tembloroso se acercó y vió la cabeza de su madre, al darse cuenta de lo que había hecho rompió a llorar, tenía los ojos rojos, nunca en su vida había llorado tanto como aquel día.
Cogió la cabeza y la cobijó entre sus manos, salió a la calle de su pueblo, comenzó a andar hasta la plaza principal mientras decía:
- Tranquila mamá, ya ha pasado todo, ahora estás conmigo, yo te cuidaré.

Elena - Noticia del periódico

Arrestan a tres menores por robar e intimidar
a otros jóvenes en Vélez- Málaga



Mike salió de la clase media hora antes de que tocara el timbre. No tenía ganas de escuchar al profesor. Siguió caminando por el pasillo mientras el profesor le ordenaba que volviera a la clase.
“Esto es un asco” pensó. Al fin y al cabo, todos los de allí acabarían trabajando en un McDonalds o algo parecido, estudiaran o no. No había futuro.
Cruzó la esquina y se chocó con un chico que también andaba despistado. Era Alex, un chaval de la otra clase bastante rarito.
- Mira por dónde andas, capullo- le dijo-
- Pe...Perdón...- murmuró el chico, asustado.
Mike se acercó a él y se apoyó en la pared, bloqueándole el paso.
- Oye, necesito pasta.
Aquello era una orden.
- Yo...ya no tengo más, te di lo que me quedaba el otro día- dijo Alex.
- Pero qué dices? ¿Te crees que soy tonto o qué?- gritó Mike.
Y entonces comenzó a sacudirle por los hombros, cada vez con más fuerza. Se oyó un “click, click” del bolsillo del chico.
- Con que no tenías ¿eh?- dijo mientras le quitaba el dinero y se iba, dejando al chico allí, casi llorando.
Mike no sabía por qué hacía eso. No sabía por qué descargaba su ira con él. Quizá porque se sentía (muy en el fondo) inferior a los demás y tenía que encontrar a alguien inferior a él. Alguien débil, que no podía descargar su ira con nadie.


Alex se quedó allí en el pasillo unos segundos. “Otra vez”, pensó.”Tenía que pasar”.
Se fue y se encerró en el servicio a fumarse un cigarro. Comenzó a llorar. Se sentía como un tonto al dejar que todos se burlaran de él, al dejar que le trataran como a basura.
Comenzó a arañarse los brazos de la rabia, primero con las uñas y luego con un alfiler que llevaba. Lo hacía lentamente, sin dejar que saliera sangre. “Sólo el arañazo” pensó. No hacía aquello porque tuviera ningún problema mental, sino porque él quería. Así, inconscientemente, se regañaba a si mismo, se decía cuán patético era.
Aquella marcas, junto con los moratones y golpes de otras palizas le daban un aspecto horrible. Algunos le miraban mal; otros con lástima, como si sus padres lo maltrataran. Era el débil, el rarito, el que sobraba. No podía salir a la calle sin sentir todas las miradas clavadas en él.
Y en el fondo sabía que podía evitar todo eso. Tan sólo tenía que actuar como los demás, la gente “normal”. Y es que en aquella sociedad sólo estaba permitido lo que decía la ley, lo normal. Y lo normal es la mayoría, lo que hace todo el mundo.

Propuesta 2: Noticia del periódico

Consiste en escoger una noticia de un periódico y escribir lo que sea sobre ella.

viernes, 6 de febrero de 2009

Lupi - Foto de muchacha con rosa


Yo pensaba que ella sentía unas ganas de vivir desgarradoras pero desafortunadamente no fue así, la muerte se la llevo y yo no le pude ayudar.
Dejo una carta a sus padres y otra a mí, en efecto, se suicido tirándose de un tercer piso en plena luz del día cayendo sobre la acera de la calle desplomada y sin vida , supongo que ya no podía más y no reparo en pensar en otra salida.
Ahora solo logro recordar una tarde junto a ella, estaba lloviendo a cantaros y yo estaba sentada bajo el portal de su casa era domingo y como era habitual en mi venia de visita pues el aburrimiento me consumía por dentro.
La llame como me gustaba a mí, tirándole piedrecitas a la ventana como en las películas de amor, se asomo dejando ver sus delicadas manos que eran rociadas por la fina lluvia y con un gesto me indico que subiera.
Su casa tenía un olor horrible como a viejo que ella camuflaba muy bien distribuyendo en todos lados un par de velas y algunas que otras barras de incienso con una fragancia a rosas muy intensa.
Aquel día fue el mejor que recuerdo a su lado y el más feliz sin duda, bajamos a la calle a comprar un paquete de tabaco y al intentar subir nos dimos cuenta de que se nos había olvidado las llaves arriba y aun así nos reímos y caminamos bajo la espesa lluvia, que nos hizo abrazarnos cariñosamente para poder soportar el frío aunque yo no sabía que corazón ya se había helado.

Elena - Foto de muchacha con rosa

Te observo cada día, y siempre veo lo mismo: tristeza. Caminas cabizbaja, escondiéndote del mundo. Me miras con melancolía, como buscando algo. Te haces infeliz a ti misma, te causas dolor, te haces desgraciada. y todo esto ¿Por qué? No intentas más que excusarte para ganarte mi compasión. Quieres que sienta lástima por un sufrimiento inexistente. Inexistente porque no tiene sentido, porque sé que eres fuerte y no usas tu fuerza, porque proviene del vacío. Y me parece patético, ridículo.
Tan sólo esperas la aprobación de los demás, alguien que te guíe, que te marque el camino. Y no quieres marcártelo tú misma, y por esto caminas a ciegas, y por eso te estrellas.

Kaly - Foto de muchacha con rosa

Esencia infinita
mitad bella, mitad flor marchita
que se limita,
mirando cómo le quitan su vida, su paz,
sus deseos de volar,
sus ansias de descansar,
sus sueños de volver a soñar.

Cierra los ojos,
ve su enfermedad crecer,
nuevos sollozos,
pronto morirá su tez.

Atrapada entre sonidos,
ocultado entre bandidos.
Lucha por la vida
aunque la vida sea su enemigo

Nieves - Foto de muchacha con rosa

Dama de la rosa.

Dama de la rosa...
tan pura y frágil,
representando ternura y soledad
como en mi alma refleja.
Soledad...algo que ocurrirá...
en un futuro, aunque un breve tiempo. Es tan frágil...
es tan callada...ya está rota...
Este día se acaba, poco a poco
llegará el mañana...el día se acerca...
pronto no quedará nada...Todo cambiará...
Tus manos representan inocencia,
cobijando aquella rosa
como si de un bebé se tratase
le das calor...le das cariño...
le das vida...le haces renacer.

Rocío - Foto de muchacha con rosa

La dama de la rosa

Crece la rosa a tus espaldas
custodiada por tus pechos óseos,
crece la rosa entre tus manos,
aunque no la veas...
Allí, donde todavía hay ternura.

Propuesta 1: Foto de muchacha con rosa

Consiste en escribir algo sobre la siguiente imagen:

Puede ser una poesía, una historia, una descripción, o simplemente lo que nos venga a la cabeza al verla. No tiene por qué estar relacionada con la imagen en sí.